Clima y estado anímico

“Que día más malo hace, no saldría de casa” o “vaya día, espero que se termine pronto” son algunas de las expresiones que se suelen escuchar cuando el clima no acompaña. Por el contrario, durante los días despejados las cosas se ven de otro modo, apetece hacer actividades al aire libre, las horas pasan más deprisa y todo se ve de forma más positiva.

Nosotros lo tenemos claro pero, ¿qué dice la investigación? ¿Afecta el clima a nuestro estado anímico?

Pues parece que así es. Según el portal Medline Plus, la exposición a la luz solar aumenta la producción de vitamina D en el organismo, la cual está relacionada con la producción de serotonina. El grupo Sanitas informa que esta y otras hormonas trabajan de manera conjunta en la regulación del estado de ánimo, la ansiedad y el miedo, además también guarda relación con la producción de melatonina y el control de los ciclos de sueño.

Por tanto, la falta de exposición a la luz solar, en el caso de los días nublados o lluviosos, pueden afectar a la producción de esta hormona aumentando nuestros niveles de irritabilidad y cansancio. De la misma forma, cambios bruscos y repentinos en las condiciones climáticas pueden afectar a nuestro organismo, haciendo que se desestabilice.

En 2002, según un estudio realizado en el Hospital general de Barcelona, se observó un aumento en los casos de episodios de pánico y ansiedad bajo condiciones de aire cálido.

Desde el ámbito psicológico se ha llegado a plantear incluso la existencia de un tipo de trastorno el cual se encuentra motivado por los cambios climáticos. Es denominado como trastorno afectivo estacional, y su principal síntoma es la presencia de episodios depresivos, los cuales se producen de manera más repetida y agravada durante determinadas estaciones del año.Según el Servicio de Psiquiatría Hospital Universitario de Basurto en Bilbao este trastorno guarda relación con cambios fisiológicos tales como: alteraciones en el ciclo de sueño, baja producción de melatonina y neurotransmisores como la serotonina. Se estima que lo puede padecer entre el 1 y el 10% de la población, siendo más frecuente en edades comprendidas entre los 20 y 35 años.

La presencia de este trastorno, al igual que cambios menores en el estado de ánimo puede variar según la posición geográfica. Además, otros factores como la cantidad de luz solar, el nivel de contaminación o las precipitaciones también juegan su papel.

Como se ha podido observar, el clima tiene la capacidad de influir en nuestro estado emocional y anímico, siendo su efecto variable según la persona. No obstante, hay otros muchos factores de nuestra vida diaria que pueden afectar a nuestro humor, por lo que atribuir nuestro estado anímico únicamente al tiempo es un error.

De todas formas, un domingo al sol nunca viene mal.